ALGO QUE CONTAR

Era una de noche lluviosa de 1990, rayos y centellas caían según mi amada madre, el dolor era constante mientras iba a la clínica, no podía aguantar más. Una rápida maniobra de los doctores y las enfermeras ayudaron a mi madre, a la señora Luz, a dar a luz. Demoró más el recorrido a la clínica que dar a luz, me decía mi madre al contarme la historia. Muy poco supe de mis primeros años de edad y tampoco lo recuerdo muy bien, pero si recuerdo el primer día de escuela cuando cursaba preescolar; era una hermosa mañana del mes de enero, mis padres me llevaron a la escuela de ciudad jardín numero 42, mientras yo me despedía de mis padres observé rápidamente como otros niños lloraban cuando los dejaban sus padres a las afueras de la escuela, yo fui un poco valiente, creo, pero para mi la primaria fue algo muy rápido y que disfruté gracias a los juegos y a las enseñanzas de mi maestra.

Ya en tercero de primaria tuve un accidente grave, pero el accidente no ocurrió en la institución educativa, sino en mi hogar. Ya pasadas las 8pm me fui a lavar la boca y como estaba tan pequeño en estatura aún, intenté sostenerme con el lavamanos para alcanzar la crema dental, el lavamanos en ese momento se desprendió y caí con él; me levante presuroso y con mucho miedo por lo sucedido, me acosté de inmediato a ver televisión pero una prima se me acerco y vio que la cobija estaba bañada en sangre, apresuradamente me llevaron para una clínica y caí inconsciente de inmediato. El diagnóstico del médico después de suturar fue el siguiente: El infante Diego estuvo a escasos milímetros de perforar el pulmón; me salvé por poco, una de cuantas en mi vida.

Entre mi niñez y mi juventud tuve una gran adicción llamada videojuegos, era lo mejor que me había sucedido en ese tiempo, me levantaba a jugar, almorzaba jugando y antes de dormir jugaba. Poco recuerdo de ese paso de la niñez a la juventud, solo se que los videojuegos fue algo importante en esa transición de mi etapa del desarrollo.

A los 11 años ya estaba en mi juventud, conocí el baloncesto e hizo gran parte de mi vida durante 5 años más, llegue a jugar en la selección norte, jugué con la selección de mi colegio (Salesiano) y con el equipo del barrio que fue el primero a la cual pertenecí. El resto de mi juventud y adolescencia en el colegio fue de suma tranquilidad, hubo tanto amores como desamores, materias perdidas como pasadas, fiestas y mucha diversión, como dicen muchas personas “la mejor época es la del colegio”.  Después de mi graduación paso algo que consideré por el momento el mayor dolor de mi vida, la cual fue terminar mi relación de casi cuatro años, debido a que mi novia en ese momento fue aceptada en la Universidad Nacional de Bogotá y yo no fui aceptado, así que ella se fue y yo seguí pasando la tusa como se dice en mi ciudad, Cúcuta.

Los primeros semestres en la universidad fue de mucha irresponsabilidad por mi parte, no asistía a clases porque me la pasaba con mis compañeros ya sea bebiendo o me la pasaba con la novia del momento. Estudiaba Licenciatura en Biología y Química, no me agradaba para nada la carrera, pero a lo que se refería con la enseñanza era de mucho agrado. Cuando ya me dije que debía ser más responsable y tenía que salir adelante con mi educación, sucedió un gran inconveniente; mientras departía con mis amigos en un parque cercano, mi hermana se me acerco y me informó que mi madre había sufrido un infarto. De inmediato fui a la clínica donde se encontraba interna mi madre pero no me dejaron entrar sino hasta el día siguiente. De ahí en adelante comenzó una larga recuperación, un año en la UCI y otro año en terapias para volver a caminar, fue una época demasiado difícil.

En el tiempo que mi madre estaba luchando por su vida, yo decidí cambiar mi vida, fui aceptado en el SENA en Tecnología en Gastronomía, fue algo duro pero logré hacer mi título de tecnólogo y trabaje en varios restaurantes de la ciudad, pero aún me sentía vacío. Mi madre recuperándose de tan fatal enfermedad y yo devorando libro tras libro de narrativa universal, aún así con todo mi tiempo ocupado en varias actividades me sentía vacío.

Tiempo después recibí una oferta de unos amigos de querer tocar en su banda de hardcore, yo decidí aceptar la invitación y empecé a ensayar con ellos tocando el bajo eléctrico, el comienzo fue un poco duro pero mejoramos y tuvimos varias presentaciones tanto a nivel local como nacional. Trabajaba, cuidaba a mi madre y tenía mi banda, era algo que aún no me satisfacía del todo. Después de una nueva alineación en la banda, un nuevo guitarrista y baterista, potenció enormemente a la banda, así que las invitaciones a tocar en otras ciudades aumentó, fue divertido viajar y compartir con mis compañeros, también me sentía importante en la banda, debido a que yo escribía las letras y componía la música con el guitarrista principal.

Después de todo esto me dije: Realmente quiero estudiar Licenciatura en Lengua Castellana y Comunicación, quiero aprender todo y ejercer la carrera, que tal llegue a escribir un libro, sería genial. Decidí entrar a la Universidad de Pamplona; poco después de pagar la inscripción sufrí otro gran accidente, un motorizado infractor me atropelló; fractura de tibia decía el medico general, 4 días largos en espera para que me operaran y quedar como nuevo después de 6 meses de tratamiento y citas médicas. Ya recuperado quise intentar nuevamente inscribirme a la Universidad de Pamplona, lo hice y pase satisfactoriamente.

Ya estudiando Licenciatura en Lengua Castellana y Comunicación, nuevamente me llaman para tocar en otra banda de hardcore, ya sería la sexta banda donde tocaría el bajo eléctrico. Con la nueva banda viajé a varias ciudades y tocamos genial, tanto así que las bandas de otras ciudades que también eran invitadas nos ofrecían viaja a sus ciudades y tocar junto a ellos. La carrera de un lado, la banda del otro y sin trabajo todo llego a complicarse demasiado, así que tome una decisión mucho más responsable, dejar la música, la banda y todo lo relacionado con ello para dedicarme a trabajar dando asesorías, ya que tenía muchos padres de familia que querían que les ayudara con sus hijos.




Por último y lo peor que me ha ocurrido en mi vida ha sido la muerte de mi amada madre; la luz de mis ojos, lo que me motivaba junto a mi hija a seguir adelante. 

Y la historia junto a mi hija es otro cuento aparte, de seguro que tendría mucho más que contar. Espero que esta pequeña historia de mi vida sea de su agrado, abrazos y mucha suerte.

Comentarios

  1. Interesante, gracias por compartir un pedazo de su vida.

    En cuanto a forma, el escrito tiene errores de puntuación y acentuación.

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